No hay nada como aquellas conversaciones sobre filosofía védica, o filosofía en su sentido más amplio, en las que prima el respeto. Respeto entre quienes plantean sus argumentos, respeto por los argumentos mismos, y respeto hacia aquellos maestros espirituales o filósofos que han establecido esas ideas. Además, estas conversaciones se elevan cuando el flujo de ideas no está cargado de ego falso, deseo de imponerse, o de sobresalir como el más erudito. Cuando la discusión es un intercambio simple y sano de ideas, uno desarrolla tolerancia hacia las diferencias, aprende a expresar sus ideas con respeto, pero también con consistencia.
La Naturaleza del Diálogo Filosófico
Es lamentable que estas conversaciones no siempre se den de manera natural. A menudo, cuando uno plantea preguntas complejas a otras personas, estas pueden sentirse amenazadas. Las preguntas se perciben como un desafío personal, y la intención del interlocutor se malinterpreta. Pero la realidad es que uno plantea esas preguntas porque realmente quiere escuchar una respuesta genuina y considerada, una respuesta que aporte algo al debate. Sin embargo, en lugar de una respuesta, es común recibir ataques que van dirigidos contra la actitud inquisitiva, como si cuestionar o profundizar fuese ofensivo. Esto es doblemente desagradable, ya que (1) no se responde la pregunta planteada, y (2) la persona percibe que uno está siendo ofensivo, cuando el interés genuino es aprender.
He encontrado muy pocas personas con las cuales tener este tipo de conversaciones enriquecedoras. Algunas tienen una buena actitud, pero carecen de suficiente conocimiento, lo cual no es problemático, ya que puede ser una experiencia agradable compartir lo que uno sabe sin ser dogmático. Por otro lado, están aquellos que saben mucho, pero su conocimiento es rígido, como un bloque de concreto sin flexibilidad, lo cual no ayuda cuando se trata de aconsejar a otros con circunstancias muy particulares. También hay quienes tienen mucho conocimiento, pero este está disperso, sin un eje que le dé unidad. Luego están los que saben mucho, pero son extremadamente emocionales con lo que saben; se centran más en los aspectos emotivos del conocimiento y, aunque es muy inspirador escucharlos, siempre es necesario equilibrar con argumentos filosóficos sólidos para no caer en el sentimentalismo.
Filosofía vs. Sentimentalismo: El Caso del Caitanya Caritamrta
En el Caitanya Caritamrta se menciona cómo el devoto organizó un encuentro con todos los sannyasis, y se llevó a cabo un debate filosófico acerca del Vedanta entre Prakananda Sarasvati y el Señor Caitanya Mahaprabhu. Es notable que el propio Prakananda y todos sus discípulos se convirtieron al vaishnavismo. De manera similar, Caitanya Mahaprabhu debatió con Sarvabhauma Bhatacarya, el lógico más grande de su tiempo, quien también era un mayavadi impersonalista, y también fue convertido. Esto muestra que el movimiento de Caitanya Mahaprabhu no es mero sentimentalismo; tiene bases muy profundas para ser comprendido a través de la filosofía y la lógica. El movimiento de sankirtana está basado en la ciencia y la autoridad de los Vedas, ofreciendo una oportunidad real para entenderlo con profundidad.
La experiencia enseña que si uno desea que alguien mantenga una convicción constante en su práctica espiritual, esa convicción debe ser filosófica. Si la convicción es meramente emocional, corre el riesgo de desmoronarse con el tiempo. He visto, por ejemplo, esposas de devotos que se han sentido frustradas con la filosofía védica porque sus esposos les fallaron, les fueron infieles. Ellas, entonces, se alejan de lo védico y se refugian nuevamente en el catolicismo o el evangelismo, según las influencias familiares que hayan tenido. Esto sucede porque su convicción estaba condicionada; no era filosófica, sino emocional o incluso social.
Una convicción filosófica es inquebrantable. Si uno está realmente convencido filosóficamente, ninguna experiencia emocional puede cambiar su convicción. Esa convicción filosófica también propicia realizaciones espirituales durante la práctica espiritual, aunque no necesariamente más rápido, pero sí de manera más sólida y sostenible.
La Importancia de una Convicción Filosófica Fuerte
En este mundo lleno de argumentos irracionales, basados en manipulación y especulación mental, ¿cómo nos defendemos? La respuesta es tener una convicción filosófica fuerte. Los argumentos manipuladores nos golpean constantemente, y sin una base filosófica, es fácil perderse en la confusión. Una convicción filosófica fuerte es como un ancla, que mantiene firme nuestra práctica espiritual incluso ante las adversidades del mundo.
Por eso, cuando pienso en el valor de la filosofía, es porque veo en ella un camino para navegar un mundo que continuamente trata de desviar nuestra atención. Es cierto que el sentimentalismo tiene su lugar, pero no puede ser la base de nuestras creencias espirituales. La filosofía ofrece claridad y coherencia, algo fundamental para seguir avanzando en el sendero espiritual.
El Proceso de Fortalecimiento Filosófico
Yo también me encuentro en ese proceso. Un proceso de fortalecer mis convicciones filosóficas para así fortalecer mi práctica espiritual. No es un proceso rápido ni sencillo, pero es necesario. La reflexión filosófica y el diálogo respetuoso permiten que nuestras ideas se confronten y se afiancen, eliminando los elementos débiles e inconsistentes.
El diálogo respetuoso nos permite ir más allá de nuestras propias limitaciones. Cuando discutimos sin el deseo de imponernos, con la única intención de comprender, nos abrimos a aprender de los demás, incluso si no tienen un conocimiento tan profundo. La verdadera sabiduría no reside solo en conocer los conceptos, sino en tener la humildad para aprender, la apertura para escuchar y la claridad para discernir.
Conclusión: Filosofía, Respeto y Crecimiento Espiritual
Las conversaciones filosóficas donde prima el respeto y la apertura son invaluables en el proceso de crecimiento espiritual. Nos permiten expandir nuestro entendimiento y fortalecer nuestras convicciones. En un mundo donde la manipulación y el sentimentalismo pueden desviarnos, es crucial cultivar una convicción filosófica sólida. No solo nos protege de los argumentos vacíos, sino que también nos impulsa a profundizar y a desarrollar un entendimiento más sólido y auténtico de nuestra práctica espiritual.
Al igual que Caitanya Mahaprabhu y sus discípulos, debemos estar dispuestos a debatir y a aprender con mente abierta y corazón humilde. Solo a través de este enfoque podremos alcanzar una verdadera comprensión y una convicción inquebrantable que nos sostenga en el camino hacia lo divino. Fortalecer nuestras convicciones filosóficas no es solo un ejercicio intelectual, sino un requisito esencial para el crecimiento espiritual y la estabilidad de nuestra práctica. Estoy comprometido con este proceso y comparto este compromiso como una invitación a todos aquellos que, como yo, desean encontrar una verdad más profunda y estable en el sendero espiritual.
¡Hare Krsna!