Cuando algo sucede a nuestra querida mascota, es importante no solo analizar su carta natal, sino también mirar en nuestro propio interior. En muchas ocasiones, las mascotas asumen el karma de sus dueños y sufren grandes dificultades, accidentes, enfermedades, entre otros desafíos. Lamentablemente, los dueños no siempre se dan cuenta de esta conexión profunda.
La labor del astrólogo es crucial en estos momentos de angustia. Al examinar la fecha y hora del acontecimiento trágico en relación con la carta natal del dueño(a) de la mascota, se revela claramente que el karma trágico proviene del propio dueño(a). Este momento es una oportunidad para mostrar gratitud por el incondicional servicio brindado por nuestra mascota y, al mismo tiempo, reflexionar sobre nuestro propio karma.
Es esencial comprender que nuestras mascotas son seres espirituales que han elegido estar a nuestro lado para ayudarnos en nuestro camino. Así como ellos asumen nuestros karmas negativos, también nos brindan una valiosa lección de amor, paciencia y devoción incondicional. Su sacrificio y sufrimiento nos muestran la necesidad de trabajar en nosotros mismos, de purificar y liberar nuestros karmas negativos para alcanzar una mayor armonía y equilibrio.
En lugar de simplemente reemplazar a una mascota que ha tenido un final trágico, debemos enfrentar nuestros propios desafíos internos. Necesitamos hacer frente a nuestros karmas negativos, trabajar en ellos y transformarlos positivamente. Es así como honramos a nuestras mascotas caídas, reconociendo su servicio incondicional y aprovechando la oportunidad de crecimiento personal que nos brindan.
Recordemos que nuestras mascotas son espejos de nuestra propia alma. Observemos sus acciones y la conexión especial que compartimos con ellas. A través de esta conexión, podemos aprender a ser más compasivos, amorosos y responsables. Nuestras mascotas son guías espirituales disfrazadas, que nos acompañan en nuestro viaje evolutivo. Y para exponer con más claridad este tema, he contarles la historia de Buster:
EL DESTINO ENTRELAZADO DE BUSTER
Había una vez una mascota muy querida llamada Buster, un leal perro de raza shih Tzu que había compartido innumerables momentos de alegría con sus dueños, María y Juan. Siempre había sido un miembro amado de la familia, llenando sus vidas de amor y diversión.
Un día, María y Juan decidieron hacer un viaje de fin de semana. Con preocupación por dejar a Buster solo, decidieron publicar un aviso en las redes sociales, solicitando a la comunidad que estuviera atenta y cuidara de él durante su ausencia. Llenos de esperanza, partieron confiando en que su preciado compañero estaría a salvo.
Sin embargo, a su regreso, la terrible noticia les esperaba. Buster había sido atropellado por una moto mientras deambulaba perdido por las calles. El trágico accidente le había dejado ciego. María y Juan se sintieron devastados al ver a su amado perro en ese estado, incapaz de disfrutar de la vida con la misma alegría y vitalidad de antes.
Desesperados por entender qué había sucedido, María decidió buscar la ayuda de un astrólogo. Con la esperanza de encontrar respuestas, acudió a él con los datos de nacimiento de Buster y los suyos.
El astrólogo, con sabiduría y mirada penetrante, examinó detenidamente las alineaciones planetarias en busca de indicios reveladores. Al estudiar la carta natal de Buster, siempre encontraba señales de que sería encontrado en buen estado. Sin embargo, cuando su mirada se posó en la carta de María, su expresión cambió por completo.
Allí, en aquel momento fatídico del accidente de Buster, Rahu y la Luna transitaban por el punto débil de la carta de María, su Ketu-Luna natal. El astrólogo sabía que este no era un simple tránsito planetario. Era un encuentro de energías kármicas intensas que habían impactado tanto en Buster como en María.
Lágrimas de dolor y duelo recorrieron el rostro de María mientras asimilaba la revelación. El perro que tanto amaba estaba pagando un karma muy intenso de ella a través de esa experiencia trágica. Era una prueba que llevaba consigo una lección dolorosa pero necesaria.
La conexión profunda entre Buster y María se hizo evidente. Buster había asumido parte del karma de su dueña para ayudarla en su evolución espiritual. Su amor incondicional y su sacrificio no conocían límites.
A medida que María abrazaba a Buster con ternura, sintió una profunda gratitud por su amado compañero. La lección que había aprendido a través de este desgarrador evento era clara: debía enfrentar y trabajar en su propio karma, limpiarlo y sanarlo.
A partir de ese día, María se dedicó a cuidar de Buster con un amor renovado y a trabajar en su crecimiento personal. Juntos, se apoyaron mutuamente mientras navegaban por los desafíos que la vida les presentaba. Buster, con su ceguera física, veía con claridad el camino hacia la sanación espiritual y se convirtió en el faro de esperanza para María en su búsqueda interior.
En la oscuridad de la noche, María encontró una nueva perspectiva. Aprendió a apreciar cada momento compartido con Buster, valorando la fuerza de su espíritu y su capacidad de amar incondicionalmente a pesar de las adversidades. Juntos, exploraron un mundo de conexiones más allá de lo físico, basado en la confianza y la comunicación profunda.
María se sumergió en el estudio de su propia carta astral con la guia de un experto astrologo , buscando respuestas y guía para su camino de transformación. Reconoció que el tránsito de Rahu y Ketu en su carta natal representaba un llamado a enfrentar y liberarse de antiguos patrones kármicos negativos. Con cada día que pasaba, se comprometió a trabajar en su crecimiento espiritual, sabiendo que al hacerlo, también estaba allanando el camino para Buster.
El amor de María y Buster se fortaleció a medida que ambos emprendieron un viaje de sanación y liberación del karma pasado. A través de su relación especial, María comprendió que Buster no solo era su mascota, sino también un maestro espiritual que le mostraba el camino hacia la redención y el perdón.
En su ceguera, Buster encontró una visión más profunda, una conexión con el corazón de María que iba más allá de las limitaciones físicas. Juntos, experimentaron la belleza de vivir en el presente, sabiendo que cada momento era un regalo valioso.
Aunque la pérdida de la visión física de Buster había sido dolorosa, su alma brillaba con una luz interior más intensa. A través de su ceguera, Buster pudo ver el amor y la compasión en los corazones de aquellos que le rodeaban. Su presencia inspiraba a María y a todos los que se cruzaban en su camino, recordándoles la importancia de amar sin condiciones y de enfrentar su propio karma con valentía.
La historia de María y Buster nos enseña que nuestras mascotas no son simplemente compañeros peludos, sino seres espirituales que nos acompañan en nuestro viaje de evolución y crecimiento. A través de su amor y sacrificio, nos enseñan lecciones profundas sobre la vida, el amor incondicional y la redención.
Que esta historia nos inspire a mirar más allá de lo superficial y a reconocer la sabiduría y la conexión espiritual que compartimos con nuestras mascotas. En sus ojos, encontramos un reflejo de nuestra propia alma y en su presencia, encontramos un recordatorio constante de que el amor y el perdón pueden superar cualquier adversidad.
Honremos a todas las mascotas que han caído al servicio incondicional y aprendamos de ellas. En su amor puro y su lealtad inquebrantable, encontramos una guía para enfrentar nuestros propios karmas, sanar nuestras heridas emocionales y crecer como seres humanos. Que su legado de amor y enseñanzas perdure en nuestros corazones, recordándonos la importancia de amar y valorar a nuestras mascotas como seres espirituales que nos acompañan en nuestro camino de vida.